Cuidados del perro
2023

15/11/2023

Tu perro te adora, pero ello no significa que adore todo lo que haces. Es posible que, sin ser consciente, tengas con él comportamientos o gestos que no le gustan nada de nada. ¿Por ejemplo? Sigue leyendo… 

 

Los abrazos por el cuello. Para un perro, un abrazo es un signo de dominación. Si además el tuyo va con fuerza o ímpetu y se prolonga durante varios segundos, puede no gustarle nada de nada. Si lo has acostumbrado a ello desde cachorro es probable que te tolere, pero ¡cuidado! Ante los desconocidos que quieran abrazarlo también puede mostrarse menos tolerante y reaccionar poniéndose a la defensiva. Por eso, a los niños, que son quienes tienden a mostrar de forma espontánea este tipo de afecto con los perros, conviene enseñarles a no abrazarlos.

Caricias por la cara. El perro que está bien educado debe dejar que le toquen por todas partes. Que esté acostumbrado al manoseo es fundamental, por ejemplo, para que el veterinario pueda explorarlo y manipularlo con seguridad para ambos. O para que no haya problema a la hora de bañarlo, cepillarlo, sacarle cosas de la boca o colocarle un bozal. Cuando durante su etapa de cachorro se le ha acostumbrado a tocarle las orejas, abrirle la boca, masajearle la frente y el entrecejo, al llegar a adulto no suele haber problema. Sin embargo, si tu perro es adoptado o no está familiarizado con estas caricias, puede que le estés haciendo sentir incómodo aunque te lo perdone.

Palmaditas en la cabeza. Si te acercas con la mano extendida y la palma hacia abajo puede interpretarlo como un gesto amenazante. Lo de las palmaditas ya es el colmo para él. En su lugar puedes acariciarle el pecho o el costado del cuello. Eso sí le encantará.

231115_BLOG_2.jpg

Los gritos. Para un perro los gritos de un humano son como los ladridos de otro perro. No le gusta y puesto que no entiende nada de lo que dices, no le encuentra sentido. Lo más probable es que se sienta desconcertado y, en muchos casos, que responda ladrando.

No tener un horario. ¿Eres una persona ordenada o más bien caótica? Tu perro adora la rutina. Que le saques de paseo y le des de comer a la misma hora todos los días le da seguridad. Que su vida diaria sea impredecible no le gusta en absoluto.

Que le acaricien cuando tiene miedo. Puede sonar extraño, pero cuando acariciamos a un perro que siente miedo lo que estamos haciendo es reforzar ese miedo. Con nuestro comportamiento, en ese momento le estamos premiando involuntariamente. ¿Qué puedes hacer para que se sienta mejor? Ignorarlo, es decir, no hablarle, no mirarlo y, sobre todo, no acariciarlo.

No poder olfatear. Sacarlo a pasear y que no le dejes parar para olisquear todo aquello que le llama la atención no tiene ningún sentido. Para él, desarrollar su sentido del olfato y analizar los olores que se cruzan en su camino es tan importante como hacer sus necesidades. Es mejor que no le metas prisa.

Que le miren fijamente a los ojos. Le quieres tanto que le mantienes la mirada tiernamente de forma prolongada. Quizá no sepas que los perros consideran amenazante que les miren fijamente. Quizá opte por moverse y apartarse, pero podría ocurrir que se sienta tan incómodo que reaccione porque no entienda que tu gesto es de amor.

Fingir que le lanzan la pelota. Esto es algo que muchas personas hacen porque, inexplicablemente, les parece muy gracioso. No le gusta que finjas lanzar la pelota, le crea inseguridad. Si estáis jugando con un juguete y siempre te lo quedas tú en la mano, nunca le dejas que se lo lleve, puede llegar a ser muy frustrante y generarle ansiedad. 

231115_BLOG_3.jpg

Que te pongas a trabajar en casa al llegar de la oficina. No le agradará que después de estar todo el día esperándote en casa le ignores al llegar porque tienes mucho trabajo. Que le saques a dar un breve paseo no es suficiente. Recuerda que para fortalecer vuestro vínculo necesita mucho mimo y que juegues con él.

Cuando te sientes triste y no haces nada. Tu perro es capaz de percibir tu estado de ánimo, así que no le agradará que te tires toda la tarde en el sofá enfadado o triste porque se tumbará a tu lado y se pondrá triste también. Según un estudio de la Universidad de Psicología de Lincoln (Reino Unido), publicado en la revista The Royal Society, los perros reconocen las emociones humanas. Lo que también revela la investigación y quizá no sabías es que, además, el estado de ánimo de un humano tiene un reflejo directo en su perro e influye en su comportamiento. Por lo tanto, tu perro puede identificar que estás triste o ansiedad y mimetizarse contigo.

¡No seas tacaño! Le quieres y piensas que siempre eres generoso con él, pero resulta que es otro miembro de la familia quien llena su cuenco de comida, le pone un poco más que tú. Por poquito que sea, él se da cuenta y distingue perfectamente a la persona generosa de la tacaña que, en este caso, eres tú. ¿Sorprendido? Efectivamente, un estudio realizado por el Instituto de Ciencia Animal, en la República Checa ha demostrado la capacidad del perro para reconocer una disposición conductual (en este caso, generosidad o egoísmo) y asociarla con un individuo particular.

Estudio del Instituto de Ciencia Animal (República Checa)https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0185696

The Royal Societyhttps://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsbl.2015.0883